Isabelle Junot y el vestido de novia de inspiración medieval

2022-04-21 05:43:21 By : Ms. Freda Lee

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La hija de Philippe Junot se casaba el pasado fin de semana con Álvaro Falcó. Un enlace que congregó a la aristocracia en el que el vestido de la novia fue el gran protagonista. Un diseño de inspiración medieval con escote cuadrado con ella lució con la tiara familiar de los Falcó y que nos recordó (y mucho) al look que llevó Eugenia Martínez de Irujo para su boda con Fran Rivera en 1998.

Isabelle Junot y Álvaro Falcó han sido los protagonistas de una de las bodas más esperadas de esta primavera. Hijos de dos de los personajes más destacados de la crónica social de la década de los 80 y 90, Philippe Junot (primer marido de Carolina de Mónaco) y Marta Chávarri, era imposible que su enlace no despertara el máximo interés. La cita, en la localidad extremeña de Plasencia, no defraudó. Marta Ortega y Carlos Torretta, Tamara (con un vestido de invitada ideal) y Xandra Falcó, María Chávarri y su hija Sol, Inés Domecq, Tomás Terry, Alonso Aznar y Manuel Martos junto a su hermana Alejandra fueron algunos de los ilustres invitados que no quisieron perderse la cita.

Una boda en la que todos los ojos estaban puestos en la novia y en el look escogido para ese gran día. Isabelle Junot apostó por la firma Pronovias para crear un vestido que no podía pasar inadvertido. La directora artística de la marca, Alessandra Rinaudo, dio forma a un diseño de inspiración medieval confeccionado en el taller de la Maison durante más de doscientas horas y noventa de modelaje en la creación del patrón que recordaba (y mucho) al que llevó Eugenia Martínez de Irujo para su boda con Fran Rivera en 1998.

Isabelle se decantó por un vestido de escote cuadrado estilo balconette y cuerpo ajustado con fajín del que partía una falda voluminosa con cola de dos metros y medio desde la cintura. Un diseño de manga francesa (con fantasía en la copa elaborada con tejido de Gazar de seda en color blanco natural) y hombros ligeramente marcados (un guiño a una de las tendencias de la temporada) que tenía muchas similitudes con el que lució Eugenia Martínez de Irujo en una de las bodas más mediáticas de finales de los 90.

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La hija de la duquesa de Alba escogió también un vestido de inspiración medieval, con el mismo escote cuadrado que ha elegido Isabelle, pero en su caso de silueta recta y manga larga.

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Dos looks que no solo guardan un gran parecido por el vestido, sino también por las joyas usadas. Isabelle lució una espectacular tiara de diamantes y perlas, del siglo XIX, que ya había lucido Xandra Falcó, prima del novio, el día de su boda. Se trata de una pieza de origen francés que perteneció a los bisabuelos del novio, una de las joyas más preciadas del joyero familiar y con la que Isabelle se ha coronado marquesa de Cubas.

Eugenia también escogió para su gran día una tiara de diamantes y perlas, en su caso la perteneciente a la emperatriz Eugenia de Montijo. Una espectacular pieza que Eugenia volvió a lucir dos décadas después para un reportaje de Harper's Bazaar España en octubre de 2018.

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La tiara familiar de los Falcó no fue la única joya de gran valor que llevó Isabelle Junot. La novia también lució unos pendientes earcuff de oro blanco con diamantes talla brillante en degradé de Rabat (10.730 euros). Una joya muy actual por la combinación entre la parte trepadora y la cascada de diamantes, valorada en 11.500 euros. Rabat también fue la firma escogida por la pareja para sus alianzas, el modelo Always U de oro amarillo (300€).

Un look atemporal y elegante que ya forma parte de la hemeroteca de novias de la aristocracia y con el que Isabelle brilló en su gran día recordando a otra de las novias más aplaudidas de la alta sociedad.

La nueva marquesa de Cubas dio un giro radical a su estilo nupcial con el segundo vestido escogido para el enlace. Para la posterior celebración, Isabelle escogió un traje de dos piezas realizado en varios tejidos ligeros y vaporosos, que necesitó más de ciento cuarenta horas entre confección y modelado del patrón.

Estaba formado por un crop top de mangas raglán tres cuartos cuyas costuras estaban cubiertas por una sutil puntilla entredos. La base del cuerpo estaba realizada en tul plumetti y encaje francés. Una pieza que combinó con una falda midi, con cintura ribeteada en doble puntilla y canesú ajustado hasta la cadera, generando un volumen natural en el resto de la falda gracias a la mágica combinación del tul plumetti con el encaje francés.