Johannes Vermeer en el Rijksmuseum, de Amsterdam - Mundoclasico.com

2022-08-07 01:02:41 By : Mr. Carter Huang

Johannes Vermeer no es un pintor onomatopéyico. Todo lo contrario. De los pinceles del mundialmente famoso artista neerlandés de Delft, también conocido como Jan Vermeer, fluye una profunda calma en sus cuadros. Figuras solitarias permanecen leyendo, susurrando o reflexionando en recoletos salones. A lo largo de los siglos, parecen invitarnos a la contemplación y al recogimiento interior: ésta es la recepción moderna de este extraordinario y enigmático pintor costumbrista del Barroco, cuya obra será presentada en una gran exposición que tendrá lugar en el Rijksmuseum, de Amsterdam , desde el 10 de febrero al 4 de junio de 2023. Según  anuncia el prestigioso museo:

Ésta promete ser la mayor exposición de Vermeer de la historia. La obra completa de Vermeer es comparativamente pequeña. Los expertos suponen que se trata de unas 35 pinturas identificadas como suyas (sobre un total de más de 60 realizadas).  Las obras que hoy se conocen como de Vermeer se atribuían hasta 1870 a otros artistas.

La mayor exposición de Vermeer realizada hasta ahora en los Países Bajos, reunió 22 obras en 1996 en la galería Mauritshuis de La Haya. Ambas instituciones neerlandesas organizan ahora conjuntamente la nueva muestra en estrecha cooperación museológica y técnica.

Por primera vez será presentada en Holanda Muchacha leyendo una carta , de la Gemäldegalerie de Dresde. La obra fue restaurada entre 2017 y 2021 en los talleres de la referida pinacoteca alemana, con el apoyo de un comité internacional de expertos, antes de ser presentada en la importante muestra que tuvo lugar allí mismo hasta comienzos de este año. Inmediatamente después el cuadro visitó durante dos meses el Tokio Metropolitan Museum , junto con otras creaciones del Siglo de Oro de la pintura holandesa.

El Rijksmuseum prepara su exposición con préstamos de numerosos países. La institución custodia cuatro Vermeers, La lechera , La callejuela , Mujer leyendo una carta  y La carta . A ellos se sumarán los tres de la Mauristhuis, de La Haya (Diana y las ninfas , la Vista de Delft y La joven de la perla), así como cuadros cedidos por instituciones de Irlanda (Una dama escribe una carta con su criada ), Estados Unidos (La tasadora de perlas (Mujer con balanza) y Alemania. Además del cuadro La muchacha leyendo una carta  antes mencionado, será exhibido asimismo El geógrafo, del Museo Städel, de Fráncfort del Meno.

Jan Vermeer van Delft, «El geógrafo», 1669. © 2020 by Städel Museum / bpk.

Dado que los cuadros de Vermeer suelen considerarse los tesoros más valiosos de cualquier colección de museo, estas pinturas de género barrocas rara vez se prestan. Como el Rijkmuseum participó en la exposición de Vermeer en Dresde podía esperar reciprocidad...y la obtuvo. Otro tanto ocurre con el Louvre, de París, y la National Gallery of Art, de Washington, instituciones a las que prestó obras para la brillante muestra Vermeer y los maestros de la pintura c ostumbrista (2017 / 2018).  Todavía no ha sido dada a conocer la lista de cuadros que serán expuestos. Pero del Louvre se esperan La encajera (1669 / 1670) y/o  El astrónomo (1668).

La investigación preparatoria de la exposición, en la que colabora asimismo la Mauritshuis, se centra en la práctica pictórica de Vermeer, sus elecciones artísticas y las motivaciones de sus composiciones, así como el proceso creativo. Un equipo de conservadores y científicos está examinando en estos meses los siete cuadros de Jan Vermeer que poseen los Países Bajos.

Paralelamente a la exposición de Vermeer en el Rijksmuseum, el Museum Prinsenhof Delft organiza la exposición Het Delft van Vermeer (El Delft de Vermeer, del 10 de febrero al 4 de junio de 2023). Por primera vez, una exposición mostrará el contexto cultural-histórico en el que se creó el arte de Vermeer. Se expondrán obras de contemporáneos de Delft, junto a cerámicas y alfombras de Delft, documentos de archivo y cartas. 

En abril pasado el cuadro La lechera fue prestado solidariamente por el Rijksmuseum al Dutch Heritage (ex Hermitage), de Amsterdam que rompió con su casa matriz, el Hermitage, de San Petersburgo, tras la bárbara agresión de Rusia en Ucrania el 24 de febrero pasado.

El museo, de financiación privada, que había sobrevivido felizmente a la pandemia, vio amenazada su existencia por la pérdida de los préstamos exclusivamente rusos. El antiguo nombre de Hermitage está ahora inactivo. Si se elimina la "m", se obtiene Heritage. Así ha surgido la nueva denominación de Dutch Heritage Amsterdam, que lleva ahora el museo hasta nuevo aviso.

Para la directora del Heritage, la Dra. Annabelle Birnie ha sido éste 

Para el Dr. Taco Dibbits,  era natural que apoyáramos a nuestros colegas del museo, en vista de la aguda situación surgida, tras la ruptura con Rusia. Por ello decidimos prestar La lechera, de Vermeer, una de las obras maestras del Rijksmuseum.

 Esta institución puso también a disposición toda su experiencia para presentar la pintura de Vermeer desde muchos aspectos (técnica, uso del color, contexto histórico).

Desgraciadamente, no se ha transmitido mucho hasta nuestros días sobre la persona y la obra de Vermeer. En su tiempo era más bien un desconocido. Creaba una o dos obras al año y, según una leyenda, solo tenía un comprador principal para ellas. A lo largo de su vida, el arte de Vermeer fue muy subestimado. Ya en 1881, la ahora famosísima obra La joven de la perla se subastó por el equivalente a un único euro.    Hoy en día, Johannes Vermeer (1632-1675) es uno de los más célebres maestros holandeses del siglo XVII. Sus óleos son de un valor incalculable y se encuentran ahora entre los más cotizados del mundo.

La exposición de 2023 en el Rijksmuseum resultará tanto más emocionante, desde que fuera descubierto un detalle hasta ahora oculto en el fondo del lienzo Muchacha leyendo una carta (1657 / 1659) que permite una nueva visión a la interpretación original. En lugar de una pared en blanco, ahora se puede ver una imagen de un Cupido con su mano derecha apoyada sobre un arco.

El artista había previsto, pues, que la joven de rubia cabellera tuviera un acompañante en la habitación donde leía la carta ante una ventana abierta. Con motivo de la exposición en la Gemäldegalerie de Dresde y la restauración del cuadro fue publicado un precioso catálogo por la editorial Sandstein , de la misma ciudad que describe en detalle la labor especializada de renovación.

Johannes Vermeer, «Häuseransicht in Delft» (Die kleine Straße), 1658. © 2021 by Amsterdam, Rijksmuseum, Foto: Carola van Wijk.

Johannes Vermeer dedicó su vida al arte como principal ocupación. Las conjeturas apuntan a que muchas de sus técnicas las aprendió él mismo de las colecciones de su padre. Tanto el padre como el hijo trabajaban como comerciantes de arte y tuvieron que afrontar muchas dificultades financieras. Especialmente cuando las tropas francesas invadieron Holanda, poco antes de su muerte, la situación económica hizo que Vermeer tuviera que luchar con mucho empeño para sobrevivir económicamente.

El nombre completo del artista holandés es Johannes Vermeer van Delft. Su apellido proviene de su tierra natal. De hecho, el holandés vivió y trabajó siempre en la pequeña ciudad de Delft, famosa por su cerámica con motivos pintados en azul. Su fecha exacta de nacimiento es desconocida hasta el día de hoy, solo se conoce la de su bautismo: el 31 de octubre de 1632.

Con sus sensibles representaciones de lo (aparentemente) cotidiano, con sus cuadros de mujeres y niñas bañadas en una luz delicada, generalmente ocupadas en actividades misteriosamente tranquilas, dio forma a la idea del mundo barroco. También se conocen dos vistas de la ciudad de Delft. La mayoría de sus obras -un total de 21 cuadros- fueron adquiridas por el rico mecenas y amigo de Vermeer, Pieter van Ruijven .

Se estima que Johannes Vermeer nació en esa ciudad a finales de octubre de 1632. Era el segundo hijo (y único varón) de Reynier Jansz. 'Vos (Fox)' (c. 1591-1652) y Digna Baltens, originaria de Amberes. Su bautismo tuvo lugar en la Nieuwe Kerk , que pertenecía a la Iglesia Reformada. Tenía una hermana mayor llamada Geertruijt Vermeer, que había sido bautizada en Delft el 15 de marzo de 1620. El padre de Vermeer trabajaba como tejedor y producía kaffa (tela fina de seda, terciopelo). También dirigía una posada llamada "De Vliegende Vos (Zorro Volador)" en el canal de Voldersgracht .

El padre de Vermeer ingresó en el Gremio de San Lucas como marchante de arte el 13 de octubre de 1631. Por ello, Johannes Vermeer creció en un entorno en el que el arte formaba parte de la vida cotidiana. El padre de Vermeer tenía buenos contactos con los pintores de Delft. A partir del 6 de septiembre de 1640, Reynier Jansz. se llamaba a sí mismo "Vermeer", una contracción del nombre "Van der Meer", que ya había sido utilizado antes por la familia. Más tarde, Johannes se hizo famoso con este nombre.

El 23 de abril de 1641, el padre de Johannes Vermeer compró la posada "Mechelen" en la plaza del mercado de Delft, por lo que se endeudó mucho. Probablemente el padre de Vermeer también vendía cuadros en la posada. Tras la muerte de su progenitor, cuyo funeral tuvo lugar el 12 de octubre de 1652, Johannes Vermeer probablemente se hizo cargo del negocio de su padre.

Dado que aún no se han encontrado documentos sobre la formación de Johannes Vermeer, los años de aprendizaje del pintor de Delft se encuentran entre los más envueltos en el misterio. Sus primeros cuadros no muestran ninguna conexión estilística con las tradiciones autóctonas de esa ciudad de Holanda meridional.

A partir de los análisis estilísticos de los primeros trabajos, se pueden formular tres hipótesis: Johannes Vermeer se formó en Delft -y tal vez en Utrecht- alrededor de 1647 / 1648 hasta principios de la década de 1640. No está documentado quién fue su maestro.

Quizás Leonaert Bramer (1596-1674) podría haber sido el maestro de Johannes Vermeer: El 5 de abril de 1653 Vermeer publicó las amonestaciones de su boda con Catharina Bolnes, hija de Maria Thins , que correspondía a un matrimonio civil. Thins era una católica rica, separada de su marido. La madre de Catharina se opuso inicialmente al matrimonio, pero cedió antes de la celebración de la ceremonia.

Aunque la pareja probablemente tuvo catorce hijos, solo se conocen ocho por su nombre. Vermeer acabó convirtiéndose al catolicismo. En los años 1662 a 1663 y 1670 a 1671 fue elegido jefe del gremio de San Lucas. Su talento ya era muy alabado por sus contemporáneos, pero no se conocen más mecenas ni clientes que Pieter van Ruijven.

El padrino de boda de Vermeer era el pintor Bramer, de lo que se deduce que Johannes Vermeer pudo haber recibido de este su formación (mas ¡no hay pruebas documentales!). Leonaert Bramer fue el pintor más importante de la ciudad y se especializó en cuadros de temas históricos de varias figuras con potentes efectos luminosos.

El aprendizaje con Carel Fabritius /1622-1654), si es que tuvo lugar, solo pudo durar muy poco tiempo, ya que Fabritius no se inscribió en el gremio de San Lucas de Delft hasta octubre de 1652 y murió ya en 1654.

Johannes Vermeer fue -quizás debido a la situación económica de su padre y a sus buenas conexiones con los pintores- principalmente autodidacta. Tras la instrucción inicial en técnicas de dibujo y pintura, es posible que siguiera formándose a partir de los cuadros de la tienda de arte de su padre.

Sea como fuere, su formación como pintor es evidente, ya que el 29 de diciembre de 1653 ingresó en el gremio de San Lucas de Delft como maestro pintor, tal como los estatutos del gremio lo exigían. En varias ocasiones se le consultó como experto en arte cuando fue necesario identificar obras de arte dudosas, especialmente de origen italiano.

Otra influencia importante provino de la pequeña colección de arte que la suegra de Vermeer, Maria Thins, consideraba suya. Poseía algunas obras selectas de la Escuela de Utrecht y estaba emparentada lejanamente con el pintor de Utrecht Abraham Bloemaert (1564-1651). Por lo tanto, también es concebible que Vermeer viviera allí.

Johannes Vermeer, «Stehende Virginalspielerin», 1670/72. © 2021 by The National Gallery, London.

La idiosincrasia estilística de los primeros trabajos de Vermeer puede contextualizarse con la ayuda de la pequeña colección de arte de la madre de su esposa. Se puede demostrar que La alcahueta  y Caritas romana  de Dirck van Baburen , que Vermeer reprodujo en el fondo de sus propios cuadros El concierto  y Mujer sentada tocando la espineta , así como La lección de música , le pertenecían.

A pesar de las herencias de su hermana y su madre y pese a su gran reputación artística en la ciudad, Vermeer tuvo dificultades económicas hasta su muerte. Enterrado el 15 de diciembre de 1675 en la Oude Kerk de Delft, el artista dejó finalmente once hijos.

Johannes Vermeer ha sido considerado durante mucho tiempo uno de los representantes más famosos de la gouden eeuw (Era de oro) de la pintura holandesa. Su persona y también sus cuadros tienen un aura de misterio incomparable. A este respecto, la primera gran exposición de Vermeer, celebrada hace diez años en la Mauritshuis de La Haya, con su informativo catálogo de acompañamiento, aportó mucha claridad.

Por otra parte, fue precisamente esta exposición, con su masivo mercadeo, la que atrajo la atención del público hacia los cuadros de Vermeer, especialmente el Meisje met de Parel (La joven de la perla), como sello de la muestra. El cuadro y la vida de Vermeer recibieron además un nuevo impulso gracias a la película homónima (totalmente de ficción) producida en 2004.

El sensible retrato muestra a una chica frente a un fondo oscuro. Se la puede ver en un movimiento en el que no puede decidirse si volver su rostro hacia un lado o alejarse. Vermeer, como tantas veces, congela magistralmente este instante intermedio.

El retrato termina justo debajo de la zona de los hombros. La niña lleva una chaqueta de color mostaza con cuello blanco y un turbante azul del que cae un largo pañuelo amarillo. Su rostro es amigable, sus grandes ojos están alertas. Sus labios están humedecidos y ligeramente abiertos: posiblemente quiera decir algo o expresar su interés al observador masculino. En contraste con el retrato natural y poco agitado de la chica, un noble pendiente de perla brilla bajo el lóbulo de su oreja izquierda, reflejando la luz.

¿Quién es la mujer desconocida, también llamada "La Mona Lisa del Norte"? - Hoy en día no se sabe si fue una modelo pagada o una de las empleadas de Vermeer. Más bien, se supone que no se trata de un retrato real, sino de un tronie .

Los tronies surgieron como un género pictórico independiente en los Países Bajos. Tienen como tema los rostros y las cabezas de los personajes en forma de retrato. Con ellos, los pintores querían representar tipos humanos, alegorías o simplemente practicar para otros cuadros, por ejemplo, de historia. En este caso, el vestido exótico, el turbante oriental y la gran perla pendiendo de la oreja pueden reflejar el interés por la cultura turca, que era un tema importante en los Países Bajos hacia 1665 (pasada ya la crisis de los tulipanes ).

En cuanto al color, la obra se sitúa predominantemente en el espectro amarillo-naranja-marrón, con el turbante azul como contrapunto intenso con el color complementario (naranja-azul). La luz es la llamada "luz de estudio", que viene de la parte superior izquierda. Esto es particularmente visible en la perla del pendiente, que refleja esa fuente de luz desconocida. Esta solución ligera era muy popular entre los pintores diestros, ya que podían hacer gradaciones de izquierda a derecha al pintar y así no afectar al resto de la obra. La luz permite al pintor esculpir el modelo a través de luces y sombras.

Vermeer creó una pintura de aspecto extremadamente natural. Esto se debe, entre otras cosas, al hecho de que se decidió en contra de una composición triangular rígida, y en su lugar desplazó sus líneas de composición un poco hacia la derecha. El lado izquierdo del triángulo también se ve reforzado por la incidencia de la luz, que aquí proyecta claramente una sombra. Así, la simetría del triángulo se ha descuidado en favor del efecto pictórico. El llamado "espacio negativo" que rodea la obra se desplaza a ambos lados y hace interesante el tema del cuadro.

De los archivos se pueden extraer algunas fechas seguras de la vida del pintor, pero muchas cosas permanecen aún en la oscuridad, pues Vermeer no dejó correspondencia ni notas ni diario. No se sabe cuándo comenzó su carrera de pintor, con quién fue aprendiz, si estuvo en el extranjero, si salió alguna vez de Delft y cómo eran sus contactos con sus compañeros de profesión.

Se sabe sí que conocía a Gerard ter Borch porque ambos artistas estaban presentes juntos en Delft cuando firmaron una declaración jurada como testigos. Tampoco se ha conservado ningún autorretrato del pintor, aunque debió de haber alguno.

En la percepción moderna del artista, el conjunto relativamente manejable de la obra y la nebulosa biografía llevaron a un grado bastante alto de conocimiento de casi todos los cuadros que se conservan. Por lo tanto, es bastante difícil seleccionar el "más famoso".

Sus cuadros no suelen estar firmados ni fechados; solo pueden identificarse a partir de estudios estilísticos y situarse en un presunto orden de creación. Es evidente que Vermeer todavía se sentía "en casa" en varios géneros al principio de su carrera pictórica, aparte del retrato y los bodegones.

Pintó temas mitológicos y religiosos, como Diana y las ninfas o Cristo en casa de Marta y María (1665), de la National Gallery of Scotland , de Edimburgo. Desde el punto de vista de la composición y la técnica, se inspiran inicialmente en el caravaggismo de Utrecht . Hay pocos paisajes y vistas de calles de Vermeer. Más tarde, en torno a 1659-1660, se especializó cada vez más en el género, aunque en su caso habría que hablar más bien de cuadros de figuras o de interiores, porque aquí no se encuentran enseñanzas morales demasiado claras como en los cuadros más típicos de los otros pintores costumbristas (o de género).

Johannes Vermeer, «Bei der Kupplerin», 1656. © 2021 by Gemäldegalerie Alte Meister, Staatliche Kunstsammlungen Dresden, Foto: Elke Estel, Hans-Peter Klut.

Más bien, da la impresión de que Johannes Vermeer solo utiliza el género como un complemento para sus propias disposiciones, casi alegóricas, de las figuras que requieren una forma definida (como en El arte de la pintura , terminada en 1666, del Museo de historia del arte , de Viena). Las escenas representadas en los interiores tampoco representan la realidad, sino que son escenificaciones idealizadas con carácter meditativo.

Pese a la perspectiva espacial calculada con precisión, las representaciones nunca parecen ilusionistas, sino más bien una yuxtaposición de colores. El pintor utilizaba la "cámara oscura" como ayuda técnica. En algunos cuadros Vermeer trata, aparentemente, la relación de las figuras representadas entre sí o de la figura individual con el entorno como la disposición de una naturaleza muerta.  Sabía plasmar como pocos la forma en que la luz juega con los objetos.

Suele utilizar colores claros matizados con blanco, de modo que incluso los cuadros más oscuros están dominados por una fría iluminación. Las composiciones de luz que determinan la composición del cuadro, como en el caso de Anton van Dyck, por ejemplo, desempeñan un papel subordinado en los cuadros de Vermeer. En cambio, utiliza ocasionalmente pequeños reflejos de luz muy eficaces que dan mucha vida a las telas y a las partes encarnadas de las figuras. Crea además un efecto espacial en los interiores a partir de 1660 con el característico suelo de baldosas blancas y negras.

El cuadro, que posteriormente se tituló “El arte de la pintura“, la obra más enigmática de Vermeer, de la que la familia del pintor no quería desprenderse por nada del mundo, aún en medio de su crisis de sobreendeudamiento más aguda, es un ejemplo típico de la composición precisamente concebida de los cuadros de figuras de Vermeer.

Una pesada cortina de brocado se retira para dejar al descubierto el estudio de un pintor iluminado desde la izquierda. El respaldo de una silla fija la cortina, el asiento se estrecha en perspectiva y conduce a las profundidades de la habitación, o más exactamente, a la vista de espaldas de un pintor, vestido con jubón y mangas cortadas a tiras, trabajando frente a un caballete.

Su vestimenta oscura y las calzas rojas y llamativas lo sitúan simultáneamente en el primer plano más oscuro y en la profundidad más colorida del cuadro. El pintor se encuentra así en la transición entre el mundo del espectador y su propia imagen, una visión. Podemos mirar por encima del hombro del pintor durante el proceso de trabajo y ver que apenas ha empezado a aplicar la pintura.

Solo podemos adivinar qué es exactamente lo que está viendo o pintando. El ligero giro de la cabeza del pintor indica que probablemente está mirando en dirección a la dama vestida de azul y con corona de laurel, con libro y trombón, que posa delante de un mapa (grabado) de Claes Janszoon Visscher que muestra las 17 provincias holandesas antes de su división en 1648. Las hojas de laurel son las primeras manchas que ha comenzado a llevar el pintor al lienzo.

Esta dama, que en el cuadro tiene la función de numen del artista, se identifica con sus atributos de Clío, la musa de la historia y de la poesía épica, con lo que el retratista se atribuye no solo el papel de visionario sino también de cronista. Una lámpara de araña adornada con un águila bicéfala cuelga del cielorraso, símbolo de la dinastía de los Habsburgo , que reinaban entonces sobre Flandes.

En la mesa de la izquierda, un bodegón de “vanidades“ está dispuesto con un libro, una máscara de yeso o arcilla tumbada, telas y hojas sueltas, lo que nos recuerda a la vez la fugacidad de toda creación humana, pero al mismo tiempo subraya el poder de la pintura para arrebatar estos objetos al paso, al menos por un momento.

Otra constelación típica de figuras en los interiores de Vermeer muestra a un hombre y una mujer en alguna forma de conversación, como en La copa de vino, de 1660 (perteneciente a la Gemäldegalerie , de Berlín). En este cuadro, a diferencia de El arte de la pintura, las figuras humanas tienen casi solo la función de objeto pictórico; animan la habitación y profundizan su efecto, ya que también establecen las relaciones de tamaño de la ventana, el mobiliario y el dibujo del suelo.

Superficialmente, aportan un cierto movimiento a la composición, pero también aquí las composiciones de color están tan precisamente equilibradas que es difícil imaginar que la dama vuelva a dejar la copa de vino sobre la mesa.

Con los objetos pictóricos silla y laúd, mesa con mantel de brocado, la ventana de cristal emplomado ligeramente abierta, el banco, la pintura de paisaje, el dibujo del suelo y, por último, con las figuras, Vermeer da al espectador pistas para que el ojo sienta la hondura espacial de la composición paso a paso.

De este modo, Vermeer crea una impresionante profundidad de espacio incluso en el ambiente burgués, que hasta entonces se había reservado para los imponentes interiores de iglesias y las pinturas arquitectónicas de Emmanuel de Witte y Pieter de Hooch , por ejemplo.

Johannes Vermeer, «Het melkmeisje», 1660. © 2021 by Rijksmuseum, Amsterdam / Wikipedia.

Por último, Vermeer centró la mirada del espectador en actividades "meditativas" con sus interiores de una sola figura, que en su mayoría muestran a una figura femenina -ya sea una rica dama burguesa o una criada- absorta en una ocupación más o menos doméstica. El motivo real aquí no es la habitación o el efecto espacial, sino el realce estético de las actividades simples a través -de nuevo- de una disposición precisa de los colores.

Ejemplos bien conocidos son La encajera y también La lechera (entre 1658-1660). La pared lisa y blanca del fondo, de este último cuadro, atrae la atención del espectador hacia el bodegón con pan, panecillos y jarra de leche sobre la mesa en el primer plano de la izquierda, que está pintado con gran riqueza de detalles, y hacia la criada con el vestido amarillo-azul, que contrasta fríamente, y que está absorta en su actividad de verter leche.

La figura se presenta en una vista ligeramente inferior, de modo que parece algo monumentalizada. La línea de la pared de la izquierda, extremadamente escorzada, empuja a la muchacha aún más hacia el primer plano, de modo que la actividad de la cocina que se presenta aquí adquiere la misma dignidad que la escritura de cartas o la composición de música más "gentil" de las damas de mayor rango que Vermeer representó en otras escenas costumbristas.

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