Museo Pilarista: los tesoros llegados de la devoción a la virgen

2022-10-14 22:13:02 By : Mr. Sky huang

Este espacio, hoy cerrado a la espera de obras de adecuación, recoge cientos de donaciones de los fieles a la Virgen del Pilar.

Es un pequeño espacio, pero muy importante. En sus 17 metros de ancho por 8 de profundidad, sus vitrinas custodian algunas de las piezas más preciosas de la basílica del Pilar, un legado de valor incalculable y una belleza mágica. Desde las espectaculares coronas de la Virgen hasta objetos litúrgicos, relicarios, joyas de todo tipo de maravillas que, junto a la devoción de los fieles que las regalaron, marcan la historia del templo, emblema de la cristiandad.

Esta antigua sala de oración, inaugurada como espacio expositivo en 1977, junto a las capillas de San Lorenzo y de San Joaquín, se encuentra estos días cerrada. Según explica el deán, Joaquín Aguilar, este museo ha permanecido clausurado durante toda la pandemia. Unas humedades en una de las paredes obligan a hacer una labor de saneamiento, además de que es necesario proceder a la limpieza concienzuda del espacio. A la espera de la reapertura, los encantos de la que se considera colección de joyas más completa de toda España aguardan el momento para lucir de nuevo con todo su esplendor para zaragozanos y visitantes.

Entrar en el detalle de las obras es una labor compleja. Todas las piezas esconden una historia personal, que va más allá de su valor artístico. Son los regalos que los devotos le han hecho a la Virgen, con un enorme valor sentimental, una tradición que perdura hoy en día. Coronas, pendientes, relicarios, medallas, camafeos, mantos, colgantes, broches, pendientes... Se muestran también cuatro mantos de la colección del Pilar y la maqueta de la Santa Capilla. Hay hasta otra Virgen, la de la Macarena de Sevilla, un obsequio con el que se devolvió otro que hizo Zaragoza de la del Pilar.

Quedarse con una de estas obras de arte es labor casi imposible, pero destacan dos piezas: el Libro de Horas de Santa Isabel y el Olifante de Gastón de Bearn. El primero es un pequeño libro, encuadernado en plata dorada e ilustrado con miniaturas policromadas con imágenes de santos. Es del siglo XVI.

Por otro lado, está la pieza más antigua de la colección. Es el Olifante de Gastón de Bearn, un cuerno de guerra de marfil tallado con una delicada decoración oriental en la que se mezclan animales reales y fantásticos y las hazañas de Hércules, realizado en el siglo XII. Por quien no lo sepa, Gastón de Bearn fue señor de Zaragoza por su papel en la conquista de esta ciudad para Alfonso I el Batallador.

El museo, que se articula en torno a siete vitrinas y cinco mesas luminosas, tiene muchos otros elementos de valor. Allí está por ejemplo una carta autógrafa de Santa Teresa de Jesús. También se conserva en la colección un cáliz que perteneció a San Juan de la Cruz o el que utilizó San Pío X en la misa en la que bendijo la gran corona en su capilla vaticana. Además, en una de las vitrinas se puede disfrutar de la belleza de una colección de joyas de los siglos XVI al XVIII. Entre todas ellas destacan las de la Escuela de Daroca. Según explicó la profesora Carolina Naya, el joyero de la Virgen cuenta con más de 500 alhajas.

Llama la atención por ornamentación la gran corona de la Virgen. Elaborada por los talleres Ansorena, cuenta con 10.000 piedras preciosas, entre brillantes, perlas, esmeraldas, rubíes, zafiros, amatistas, topacios, granates y medias perlas. Fue sufragada por suscripción popular en toda España y costó 600.000 pesetas de 1905. Toda una fortuna para la época .Fue bendecida por Pío X en Roma y es lucida por la Virgen del Pilar muy pocas veces, como el 12 de octubre, el 2 de enero (tradición de la Venida) o el 20 de mayo (Coronación).

No es la única corona. La más antigua del joyero de la Virgen la donó Isabel Díaz de Aux en 1530. La fabricó el orfebre Jaime Romeo en oro, esmalte y perlas, según documentó Carolina Naya. La más moderna tiene 18 años y fue elaborada con las donaciones de 10.000 mujeres (8.000 de ellas aragonesas) que forman parte de la Corte de las Damas de Honor de la Virgen del Pilar.

El Museo Pilarista atesora infinidad de historias emocionantes como esta, así como obsequios sorprendentes y curiosos. Reyes, papas, toreros, artistas y hasta Evita Perón expresaron su devoción al Pilar con objetos de todo tipo, desde una pluma hasta unos pendientes, un bastón o un reloj.

La Casa Real española mantiene la tradición de regalar joyas a la Virgen. Así lo hicieron Alfonso XIII con su bastón nupcial y Victoria Eugenia con un broche, con los que agradecieron salir ilesos de un atentado el día de su boda. La reina Sofía entregó en su primera visita a la basílica una corona que se expone junto a la pluma de oro con su firma inscrita en la capucha que su marido, el rey Juan Carlos I, utilizó para sancionar la Constitución.

Destacan entre los objetos del Museo Pilarista el arco del violín del músico navarro Pablo de Sarasate, o un toro de plata que regaló el torero Francisco Arjona Herrera, conocido como Cuchares. También figura en la colección la diadema de la condesa de Bureta, con 336 diamantes rosas, los pendientes de Eva Duarte de Perón o el solideo que el papa Juan Pablo II dejó a los pies de la Virgen en su visita a Zaragoza en 1982. En el joyero hay un relicario del Espíritu Santo, que se creía donada por Amadeo de Saboya pero que, según documentó la historiadora Carolina Naya, perteneció a la marquesa de Bárboles.

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